La ciencia ha descubierto que las competencias pueden entrenarse y aprenderse. Pero para aprender hay que estar dispuesto a cambiar de opinión, y las personas a menudo no estamos dispuestas a cambiar de opinión. Sin embargo si supiéramos que el cerebro está en constante cambio, tal vez dejaríamos de creer, la tan extendida creencia de que “la gente no cambia”.
La neurociencia nos ayuda a saber ahora que en realidad, las personas no cambian si no quieren y «que podemos responsabilizarnos más de nuestro propio cerebro” (Davidson- Neurólogo en la Universidad de Wisconsin) y desarrollar condiciones más positivas que permitirían ese cambio, cuyo objetivo es tener una vida más beneficiosa para nosotros.
Cada evento deja un paso en el cerebro, una huella neuronal, que nos puede hacer reaccionar automáticamente cada vez que pasemos por algo parecido. Pero esto sólo pasa si así lo permitimos.
Aceptar que somos responsables de nuestra vida y mente
Dado que la mente es «cambiable» y aceptamos la plasticidad cerebral, entonces entendemos que cualquier cambio en nuestra conducta afectará a nuestro cerebro, modificando su estructura y función. Esta modificación es lo que sostiene que podemos cambiar. Y… ¿qué quiere decir esto de que cambiar nuestra conducta afectará a nuestro cerebro?
Se impecable con tus palabras
Una conducta muy frecuente en nuestra cultura es la de la necesidad de generar la atención de los demás. Para ello somos competitivos e intentamos quedar bien. Nos decimos muchas cosas a lo largo del día para que esto se mantenga y cuando algo no sale como debería nos sentimos culpables… y todo sale de nuestra mente, de lo que nos decimos a nosotros mismos.
Las palabras constituyen el poder que tenemos para expresar y comunicar, para pensar y, en consecuencia, para crear los acontecimientos de nuestra vida. Según cómo se utilicen, las palabras nos liberan o nos esclavizan… aún más de lo que imaginamos.
«Me gustaría ser inteligente, pero debo de ser estúpido, porque si no lo fuera, no habría hecho esto». Podríamos pasarnos días enteros atrapados únicamente por la creencia en nuestra propia estupidez. Pero un día alguien capta tu atención y con palabras te hace saber que no eres estúpido. Crees lo que esa persona dice y llegas aun nuevo acuerdo. Y el resultado es que dejas de sentirte o de actuar como un estúpido
«Y el resultado es que dejas de sentirte o de actuar como un estúpido»
Cambiar la relación contigo mismo, como te hablas a ti mismo, lo que te dices hará que cambies la relación con los demás, es un cambio de conducta y afectará a nuestro cerebro, que comenzará (como siempre) a aplicar a los demás aquello que nos aplicamos a nosotros mismos.
La mente humana es como un campo fértil en el que continuamente se están
plantando semillas. Las semillas son opiniones, ideas y conceptos.Todas las mentes humanas son fértiles, pero sólo para la clase de semilla para la que están preparadas. Lo importante es descubrir para qué clase de semillas es fértil nuestra mente, y prepararla para recibir las semillas del amor.
«Ser impecable con tus palabras es no utilizarlas contra ti mismo». Miguel Ruiz
Si cultivamos hábitos sociales y emocionales sanos, sabremos regular nuestras emociones, es decir no quedarnos en las emociones negativas, más allá de lo que es sano y saludable y fomentar las positivas como la empatía, la compasión y la cooperación. Habilidades adquiribles por todos con el entrenamiento adecuado.
Tengo un propósito
La autoobservación es una de las herramientas más poderosas que tenemos para evolucionar. Es simple porque sólo requiere de nuestra atención plena. Pero solicita bastante dedicación y no es tan sencilla como parece al principio. Nuestra mente se lo pasa genial divagando y yendo de aquí para allá (seguro que te suena, ¿verdad?), y con la autoobservación intentamos mantener la atención en el aquí y el ahora.
Prueba a hacer el siguiente ejercicio, en cualquier momento y lugar. Las veces al día que quieras. Serán 5 minutos
Párate, durante unos segundos deja cualquier tarea que estés haciendo. Si puedes, cierra los ojos. Respira suave y profundamente, imagina ese aire expandiendose en tu cuerpo, relaja la tripa. Lleva la atención a tu cuerpo, escúchalo, siente tu postura sin moverte, siente… ¿Estás de pie o sentado? ¿Tienes las piernas o los brazos cruzados? Relaja los hombros y la mandíbula… Respira. Fíjate si hay alguna parte de tu cuerpo que se sienta en tensión.
Lentamente, haz todos los cambios que necesites para que las sensaciones sean de comodidad y bienestar. Respira, relaja y suelta.
Este acto sencillo trae un cambio espontáneo de conciencia. Puedes empezar a ver los pensamientos que incesantemente pasan por tu mente… ¿cuántos están siendo impecables?
Con sólo 2 semanas de entrenamiento practicando cada día, se pueden ya ver cambios específicos en el cerebro y que afectarán a las emociones que estemos trabajando.
Aquí te proponemos otro ejercicio de autoobservación: Sencillo ejercicio de autoobservación
«Nuestro cerebro es el órgano construido para cambiar en respuesta a las experiencias». Richard Davidson
Cambiar no siempre es fácil, pero si no cambiamos no crecemos, el cambio es una oportunidad de desarrollo personal y de aprendizaje, que nos permite llegar más lejos.
¿Y la ciencia qué dice? Es posible cambiar
Os dejamos con este capítulo de redes en el que se analizan las propuestas del neuropsicólogo Richard Davidson para mejorar la educación y con el psicólogo Daniel Goleman se descubre cómo consumir en el futuro para ser unos mejores huéspedes de este planeta.
Además te recomendamos leer
1. Este artículo que te aportará algunas pautas para poder enseñar a tus hijos a aceptar los cambios.10 pasos para enseñar a los niños a aceptar los cambios
2. Este ensayo de Victor Frankl sobre cómo empezar un cambio pues sufrimos no por lo que nos pasa, sino por lo que interpretamos
BIBLIOGRAFIA RECOMENDADA
- Zaira Leal, Una fiesta para el alma, Urano, 2014
- Miguel Ruiz, Los 4 acuerdos, www.nuevagaia.com, Urano, Barcelona, 1998
- Redes para la ciencia https://www.rtve.es/alacarta/videos/redes