Porqué educar habilidades sociales y emocionales

¿Porqué Educar las Emociones? ¿Es posible?

A lo largo de la vida resultan esenciales una mayor conciencia de nosotros mismos, una mejor capacidad  para gestionar las emociones perturbadoras, una mayor sensibilidad frente a las emociones de los demás y una mejor habilidad interpersonal; pero los cimientos de estas aptitudes se construyen en la infancia.

Necesitamos una nueva visión de la educación que incluya la mente y el corazón. Linda Lantieri

La neurociencia nos enseña que el cerebro del niño experimenta un enorme crecimiento y no se detiene hasta la mitad de la veintena. Los científicos lo denominan  neuroplasticidad y significa que el modelado de los circuitos cerebrales durante este periodo de crecimiento depende, en gran medida, de las experiencias diarias de! niño. En esta etapa, estas influencias ambientales sobre el crecimiento del cerebro son particularmente poderosas para configurar sus circuitos neuronales sociales y emocionales. Por ejemplo, los niños que desde su infancia les educan a tranquilizarse cuando están nerviosos parecen desarrollar mayor fortaleza en los circuitos cerebrales para dominar la angustia; si sus padres no les atienden es más probable que actúen siguiendo impulsos agresivos o que tengan problemas para tranquilizarse cuando estén alterados.

Ofrecer una base segura/tranquila a los niños que les permita crear un entorno para que sus cerebros funcionen al máximo rendimiento. Esta base se convierte en un refugio seguro, un ámbito de fortaleza desde el cual aventurarse a explorar, para aprender algo nuevo y para alcanzar metas. El niño puede interiorizar esta base segura si se le enseña a gestionar mejor su ansiedad para que pueda concentrar mejor su atención. Esto también potencia su capacidad para lograr un entorno óptimo para el aprendizaje.

Ayudar a los niños a gestionar sus emociones y sus relaciones les hace ser mejores estudiantes.

Partes en el cerebro

Esta mejora en el aprendizaje de los niños, como consecuencia de educar a gestionar su mundo interior y sus relaciones, supone un impacto sobre los circuitos neuronales implicados en el desarrollo del aprendizaje social y emocional. La corteza prefrontal, el centro ejecutivo del cerebro, es un área del cerebro que la experiencia moldea durante la infancia. Esta área alberga los circuitos para inhibir los impulsos emocionales perjudiciales y para prestar atención, es decir, para relajarse y concentrarse.

Cuando los niños no tienen estrategias para disminuir su ansiedad, no disponen de tanta capacidad de atención para aprender, para resolver problemas y para comprender nuevos conceptos.

Estas habilidades son necesarias para todos los niños, no sólo en la escuela sino a lo largo de la vida. Padres y profesores les repiten que se estén quietos o que presten atención, pero la dirección natural de su desarrollo implica que los circuitos cerebrales para la relajación y la concentración aún se están formando, estos sistemas neuronales todavía están creciendo. Pero podemos ayudar a este crecimiento impartiendo a los niños lecciones sistemáticas que refuercen estas capacidades emergentes.

En este mundo globalizado necesitamos un nuevo sistema educativo que fabrique ciudadanos, por ello es el reto es enseñar a los niños la compasión y la empatía. Ésta reforma educativa ya está planteándose en otros países del mundo como Estados Unidos.

Nuestra propuesta pretenden apoyar a padres, profesores, directores de colegios, asociaciones educativas, la administración a que tengan las herramientas necesarias para desarrollar estas habilidades en los niños, adolescentes y sus educadores.
Esto es lo que hacemos en el aula en el Programa Talentarte de educación emocional y mindfulness y puedes contactarnos aquí.

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