¿Eres educador? profesor, padre, madre, inquieta, con ganas de enseñar a los niños y jóvenes estrategias de regulación emocional. ¿Eres un adulto que quieres mejorar tu gestión del día a día? Si te encuentras en cualquiera de estos dos casos, es importante que conozcas los beneficios de la regulación emocional.

Tal y como nos muestran los últimos avances de la neurociencia, el cerebro renueva su cableado constantemente y aumenta las conexiones neuronales en las regiones que ejercitamos. Cuando escogemos una actividad nueva, como el Mindfulness, el cerebro comienza a trabajar de forma diferente. Si cambias tu mente, es decir, si cambias tus pensamientos, la información comenzará a transmitirse a través de nuevas vías neuronales en el cerebro.cerebro emocional

Es lo que en inteligencia emocional se llama “el surco”. Imagínate un campo de heno, y tu caminando a través de él, yendo hacia tu destino. La primera vez que pasas por el camino, te cuesta mucho, has de retirar todas las espigas que hay. La segunda vez, el camino cuesta menos, ya hay algunas espigas apartadas del trazo… y así imagina como es el camino la décia vez que pasas por él… ¡sí, hay un surco! a través de ese surco se pasa rápida y cómodamente. Así también funciona la mente y el cerebro.

Las neuronas cerebrales se reconfiguran, activándose y reconectándose conforme al nuevo patrón de pensamiento que estás adquiriendo. De este modo: “la mente dirige el cerebro”

¡No es esto fascinante!

¿Cómo influye el Mindfulness en la regulación emocional?

En la Universidad de Monash, un equipo dirigido por el Dr. Neil Bailey, profesor de psicología Biológica y el Dr. Richard Chambers, psicólogo clínico, sometieron a una batería de pruebas al Dr. Graham Philips, un escéptico del Mindfulness, astrofísico y periodista televisivo australiano. Las pruebas para evaluar su memoria, tiempo de reacción y capacidad de concentración. También emplearon un aparato de resonancia magnética para medir el volumen de cada región cerebral, especialmente las responsables de la memoria, el aprendizaje, el control motor y la regulación emocional.

A cabo de 8 semanas descubrieron que había mejorado en tareas conductuales, aunque mostraba una reducción de la actividad cerebral. También observaron:

  • Un cerebro más relajado y eficiente
  • Una mejoría en el tiempo de reacción, la memoria, la capacidad cognitiva y la capacidad conductual
  • Una mejora en las pruebas de memoria
  • un crecimiento del 22,8% de la parte del cerebro responsable de la regulación emocionalmente el giro dentado del hipocampo

¿Y qué significa la regulación emocional?

Una mejor regulación emocional te permite no descentrarte ante retos comunes como:

  • Experimentar una reacción emocional causada por tus colegas del trabajo
  • Sentirte molesto por algo que diga o haga tu cónyuge o pareja
  • La forma de conducir de otros
  • La conducta problemática de tus hijos
  • Lo que dicen y hacen los políticos
  • Estar en un atasco
  • Mantener la calma cuando todo el mundo a tu alrededor está estresado
  • Las posesiones que tienes o no tienes
  • Tu edad y los cambios de tu cuerpo
  • Hacer cola o esperar algo que deseas
  • Conseguir o no ascensos recompensas otros deseos
  • Cualquier cosa que suela molestarte

Las áreas del cerebro encargadas de la regulación emocional también gestionan la memoria de trabajo, como han revelado las imágenes por resonancia magnética (Schweizer, Grahn, Hampshire, Mobbs, Dalgleish, 2013). Esta memoria es la que te permite mantener la concentración en una actividad y distinguir la información importante de la que no lo es.

Cuando tus emociones se agitan esas partes del cerebro se desconectan de la memoria de trabajo y tomas decisiones poco acertadas. Sin embargo cuando aprendes a ejercer una regulación emocional efectiva eres capaz de controlar las emociones y permites que los circuitos de memoria dirijan tu vida con inteligencia.

La regulación emocional es una de las competencias de la inteligencia emocional. Hay 4 más: el autoconocimiento, la autonomía emocional, las habilidades sociales y las habilidades para la vida.

competencias emocionales

Desarrollar esas competencias te permiten hitos como: ponerle nombre a lo que sientes, saber cómo gestionar tus emociones y qué información te dan. Conocer cómo funciona tu sistema de creencias, mejorar tu escucha, aceptación y resolver mejor los conflictos diarios. Es decir, mejorar habilidades emocionales y sociales que te permitan ser una mejor versión de ti mismo.

La educación emocional es un conjunto de enseñanzas, reflexiones, dinámicas, metodologías y herramientas de autoconocimiento diseñadas para potenciar la inteligencia emocional. Mira nuestras formaciones de educación emocional aplicada en la que enseñamos estas herramientas con ejercicios prácticos empleados en niños, jóvenes y otros educadores.

Podemos pensar que ponerle nombre a lo que sentimos no es tan importante. Sin embargo no es lo mismo decir que me siento triste, a decir que estoy decepcionada, o que siento melancolía.  Ambas dos se encuentran dentro del universo de la emoción de la tristeza, pero nos dice que el pensamiento que está generando ese sentimiento se debe o bien a que alguien ha hecho algo que no nos esperábamos y que nos ha defraudado (decepción), o que echamos de menos algo (melancolía).

Referencia: Dawson Chruch, PhD, Mente sobre materia. La asombrosa ciencia de cómo tu cerebro crea la realidad. Pg 35-39, Arcano Books, copyright, 2019

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