Llevamos nuestros hijos al colegio, enseñamos a nuestros alumnos en el colegio y que lo queremos es que aprendan. No obstante, es interesante detenerse un segundo a preguntarnos sobre qué basamos nuestro contento con ellos. Estamos contentos por aquello que han aprendido y cómo lo desarrollan día a día, o en cuántas han aprobado y con qué notas…¿Qué es más importante: aprender o aprobar?

Yo era buena estudiante, y llevaba buenas notas a casa. Me gustaba estudiar, y me gustaba que se viera reflejado, así obtenía la aprobación de mis padres y profesores, que cuando uno es niño, es en el fondo lo que más desea. Se alegraban por mis notas, pero no tenían ni idea, de si lo que estaba aprendiendo era necesario, tenía sentido o no.

En 5º de EGB, recuerdo levantar la mano para “cantar” la lección sobre EL ÁTOMO. Yo estaba nerviosa, el día anterior la había estudiado para salir voluntaria, y así subir nota a final de la evaluación. Tras echarle todos mis conocimientos a la profe de Naturales, Maria Angeles, ella sonriendo me dijo: muy bien, y ahora mira el lápiz que tienes encima de tu mesa, y dime cuál es la parte más pequeña del mismo- yo, lo miré detenidamente y sin dilación le contesté – la punta-. Era evidente que no había entendido ni papa de lo que estaba contando…

Esa educación centrada en la mente racional y lógica sobre lo emocional, afectivo y corporal, aprobar para así lograr trabajar, es algo con lo que cada vez más padres y madres están menos satisfechos. Se basa en el miedo al futuro. Y ahora, cada vez nos damos más cuenta de que no queremos educar a nuestros hijos para sobrevivir, sino para que sean personas felices.

El sistema educativo actual no está orientado para la vida, desde luego el desarrollo humano no tiene nada que ver con todo ese paquete de información que nos hacen memorizar. Atma Escuela

Educar en el despertar humano, en saber quienes somos, qué es lo que sentimos y qué pasa en nuestro entorno es una asignatura pendiente del sistema actual.

Los educadores necesitan mantener su posición de poder a través del miedo y el castigo, la crisis en la educación refleja la crisis de la autoridad patriarcal.

“¿Crisis en la educación o crisis de la autoridad patriarcal?”

Centrarse en desempeño global: sentimiento, pensamiento y acción

Los conocimientos, las actitudes y las emociones están interrelacionadas. Una persona puede tener genéticamente más predisposición a unos talentos, no obstante para que no se atrofien hay que estimularlos: a mayor interacción, mediación y estimulación, mayor desarrollo cerebral, y con esto mayor capacidad intelectual, afectiva, social y motriz.

Hoy, los educadores (profesor, padre o madre) tienen cada vez más en cuenta la complejidad de las personas: de lo que son y de su aprendizaje. Integrando conocimientos y habilidades.

aprender o aprobar

En 1998 la UNESCO estableció la necesidad de que los gobiernos se comprometieran a diseñar sus planes y programas educativos por competencias, sobre la base de cuatro pilares básicos: aprender a conocer, aprender a hacer, aprender a vivir juntos y aprender a ser. Esto implica integrar los niveles de conocimiento conceptual, procedimental y actitudinal, o dicho de otra manera, los conocimientos, habilidades, destrezas, valores y actitudes, pero además la capacidad de poder pensar, de poder resolver problemas, adaptarse al mundo moderno y desarrollar todas aquellas habilidades de pensamiento superior que antes no se tomaban mucho en cuenta.

Hoy en día contamos con muchas reflexiones de educadores y expertos en educación que tienen la finalidad de analizar los principales problemas que adolece nuestro sistema educativo e implementar nuevas técnicas de enseñanza-aprendizaje, nuevos modelos organizativos, estructuras e ideas, tendentes a conseguir un cambios de paradigmas y una “nueva educación”.

Os dejamos con el vídeo del cambio en el paradigma educativo de Ken Robinson subtitulado en español ,y que repasa los conceptos académicos actuales.

El Parque de las Emociones, se une a este nuevo paradigma educativo que propone un cambio en el enfoque de las soluciones a los interrogantes sobre cómo educar, otorgando a la inteligencia emocional un papel igualitario al resto de inteligencias

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