Los niños dicen “mentiras” casi desde que comienzan a hablar.

Lara, de dos años y medio, por ejemplo, derramó su bol de cereales cuando su madre dejó la habitación para responder el teléfono. Cuando la madre regresó, preguntó molesta.
-¡Lara! ¿Tú derramaste los cereales?
A pesar de que no había otras personas en la habitación, Lara meneó vigorosamente la cabeza y respondió.
-No.

Cuando los niños pequeños dicen mentiras suele ser tan obvio que a los padres les resulta difícil no reír. Cuando el padre de Mark observó que un conejo de Pascuas se quedó repentinamente sin cabeza trató de que su hijo de tres años le explicara este misterio. Aunque el rostro y las manos de Mark estaban cubiertos de chocolate – a la siete de la mañana – le dijo a su padre que no tenía la menor idea de quién se había comido la golosina.

A partir de los 4 años empiezan a comprender que mentir es malo

Lara y Mark sabían que lo que habían hecho estaba mal y que sus padres se enojarían, pero no comprendían totalmente que decir mentiras también era algo malo. A los dos y tres años, los niños no tienen el desarrollo cognoscitivo ni  lingüístico para percibir que existe un vínculo directo entre lo que dicen y lo que hacen. Para los niños pequeños, las conductas son mucho más importantes que las palabras, que muchas veces tienen significados imprecisos y múltiples.

sinceridad en familia y amigos

Sin embargo, es a los cuatro años cuando los niños empiezan a comprender que mentir con la intención de engañar es malo. En realidad, la mayoría de los niños de esa edad o un poco más grandes se vuelven fanáticos respecto de la verdad,  reaccionando con indignación moral si perciben que sus padres, hermanos, hermanas o amigos los han engañado de alguna manera. Las intenciones de una persona no son tan importantes como la verdad o falsedad de una declaración particular, como en el caso de Michael y su padre Jeff:

Jeff: ¡Oh! Parece que está lloviendo. Me temo que no podremos ir al partido.
Michael: (de 5 años) ¡Dijiste que iríamos hoy!
Jeff: Sí, lo sé, pero está lloviendo, y el partido será suspendido.
Michael: (con los ojos llenos de lágrimas) ¡Pero dijiste que iríamos! ¡Lo dijiste! ¡Si no vamos, eso es mentir!
Jeff: No, no es mentir. No puedo hacer nada si no hay partido. Quiero ir, pero no hay partido adonde ir.
Michael: (comenzando ahora a llorar) Pero eso es mentir. Dijiste que iríamos, y ahora estás mintiendo porque no iremos.

Porqué cambia la percepción sobre la sinceridad

La mayoría de las capacidades emocionales de tus hijos mejoran a medida que crecen, pero no ocurre lo mismo con la veracidad. En un estudio sobre la forma en que cambian las percepciones de los niños respecto de la mentira con la edad, el 92 por ciento de los niños de cinco años dijeron que mentir era siempre malo, y el 75 por ciento dijeron que nunca habían mentido. Pero a los once años, sólo el 28 por ciento dijo que mentir era siempre algo malo, y ninguno de ellos afirmó que nunca había dicho una mentira.

A medida que los niños crecen, comienzan a diferenciar y clasificar los tipos de mentiras que dice la gente, considerando algunas peores que otras. Una mentira que se dice simplemente para evitar un castigo, es el peor tipo -“Perdí mi reloj, por eso no pude evitar llegar tarde al colegio”-, mientras que una mentira dicha para no herir los sentimientos de otro no es tan mala -“Realmente me gustan tus nuevas gafas. Te hacen parecer mas inteligente”-. Una mentira altruista, dicha para ayudar a otro, es casi siempre considerada como perdonable e incluso honorable -“Es mi culpa que Tommy se haya ensuciado. Le dije que caminara por el barro porque era un atajo”-.pinocho

Según Paul Ekman, autor del libro Why children lie (Por qué mienten lo niños), existe una variedad de razones por las que los niños no dicen la verdad, algunas comprensibles y otras no. Los niños más pequeños mienten con mayor frecuencia para evitar el castigo, para obtener algo que quieren, o recibir la admiración de un par. Los adolescentes suelen mentir para proteger su intimidad -“Simplemente salí, no vi. a nadie”-, para poner a prueba la  autoridad -“No tendremos un examen final de historia este semestre. ¡Puedes llamar al Sr. Nathanson si quieres!”-, o para evitar una situación incómoda -“Cancelaron el baile de Halloween, ¡así que de todos modos no tuve que arreglar ninguna cita”-.

Pero aunque mentir resulta algo comprensible desde el punto de vista del desarrollo, puede ser un problema cuando los niños mienten en forma habitual o mienten sobre cosas que son importantes para su bienestar. Tal como señala Ekman:

“Mentir sobre cuestiones serias no es un problema sólo porque dificulta la tarea de los padres. Mentir erosiona la cercanía y la intimidad. Mentir engendra la desconfianza, traiciona la confianza. Mentir implica una desatención hacia la persona engañada. Puede volverse casi imposible vivir con alguien que miente a menudo”

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Niños que mienten con frecuencia

Los estudios sobre los niños que son dicen mentiras de forma crónica muestran que  participan también con frecuencia en otras formas de conducta antisocial, incluyendo hacer trampas, robar y agredir. Esto se debe en parte al hecho de que los niños que suelen decir mentiras se hacen amigos de otros niños que no son sinceros, y desarrollan un grupo de pares que cree que es aceptable decir mentiras a los que no pertenecen a dicho grupo. Ekman señala también que los niños que mienten frecuentemente se vuelven víctimas de un efecto “cuerno”, el opuesto al efecto “aureola” [reveal link=”efecto aureola” linkclass=”button radius secondary” class=”medium” ]Es clasificar a las personas por la percepción de un rasgo en particular. Responde en cierto modo al dicho popular “la primera impresión es la que cuenta”[/reveal]. Cuando comenzamos a percibir que nuestros hijos dicen mentiras, suponemos inconscientemente que esta conducta es caracterológica, y comenzamos a esperar otras formas de conductas antisociales. En muchos casos, esto se convierte en una profecía que se cumple por sí misma, y nuestros hijos viven de acuerdo con nuestras peores expectativas.

Hijos de padres divorciados o separados

Cabe señalar también que los hijos de padres divorciados son más susceptibles de mostrar problemas relacionados con la sinceridad y la veracidad. Cuando los padres se separan, los hijos pueden mentir a sus amigos acerca de la separación, como una forma de negar lo que ha ocurrido, para evitar sentirse incómodos, o para alimentar sus propias fantasías en el sentido de que sus padres volverán a estar juntos nuevamente. Pueden decir mentiras cuando un padre los confronta para proteger al otro, en particular cuando uno de ellos comienza a tener una nueva pareja, o pueden mentir al padre más estricto acerca de las reglas más flexibles autorizadas en el hogar más permisivo, en un
intento por preservar lo que consideran privilegios adicionales.

Cuanto mas desagradable haya sido el divorcio, cuanto mas aspereza exista entre los padres, tanto mas desarrollarán los niños el hábito de la mentira defensiva. Esto puede contribuir a que los hijos de padres divorciados tengan problemas con mayor frecuencia en sus relaciones adultas. Si usted se ha divorciado recientemente, debería tener particular cuidado con la forma en que sus acciones y elecciones pueden llegar a afectar el desarrollo moral de sus hijos.

Si te interesa saber porqué puede mentir un niño, los tipos de mentira y qué hacer cuando las detectamos mira nuestro artículo las mentiras de los peques

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